Naturalmente, los libros autoeditados, al no pasar por las manos de diversos profesionales contratados por la editorial, pueden presentar defectos de forma. Pero esto es sólo la visión superficial del negocio de la autoedición. Presentar de este modo el negocio de la autoedición sería como afirmar que todos los blogs que se publican presentan más defectos de forma que un periódico estándar. Existirán autores, la mayoría, que autoeditarán auténticas bazofias jalonadas de faltas de ortografía que harán sangrar los ojos de la mayoría de nosotros. Pero también habrá autores que, si bien incurrirán en errores ortotipográficos, o quizá presentarán una portada o una maquetación que dejará mucho que desear, resultarán interesantes porque tienen algo que decir, o porque son una voz nueva que no está adocenada por el establishment, o porque su texto está dirigido a un nicho lector tan pequeño (y por tanto tan económicamente inviable), que originará una pequeña legión de seguidores que serán fieles al autor.